Charly García estrenó su tema junto a Sting: un viaje en el espacio y el tiempo entre Buenos Aires y Nueva York

El músico argentino publicó “In the city” una reversión de su catálogo que cuenta con la participación del británico. Una relación que se remonta al corazón de los 80 y abre un nuevo horizonte en sus carreras
Hagamos un breve repaso a modo de introducción. “In the city that never sleeps” es el tercer tema, o el segundo, según qué versión se tome, del tracklist de Kill Gill, quizás el álbum más conflictivo de la carrera de Charly García. El disco tuvo una edición pirata en 2007 y finalmente vio la luz en 2010, en formato CD y DVD. En ambos estaba esta canción, con ligeras variaciones, que ahora tiene una refundación con la notable participación de Sting. Un hecho artístico directo a los libros de historia de la música popular argentina.
Kill Gill refleja varios de los tópicos de la obra de García, esos que se potenciaron desde mediados de los 90 con la irrupción en la etapa Say No More. La ironía, las citas al cine, la metainformación, los covers, y, sobre todo, las reversiones propias, solo por citar algunos. Durante toda su carrera, tanto en estudio como en vivo, Charly fue soltando y retomando canciones, ideas sueltas o referencias más concretas con las que fue formando una gran paleta conceptual de su obra. En base a estos antecedentes se construye la colaboración entre García y Sting, publicada por Sony Music, que a partir de hoy puede escucharse en las plataformas digitales y está disponible en formato físico de vinilo simple.
Carlos Alberto García Moreno y Gordon Matthew Thomas Sumner se conocieron en 1988 durante la gira de Humans Right Now, conocida popularmente como Amnesty. El británico encabezaba el festival solidario itinerante junto a figuras como Peter Gabriel y Bruce Springsteen y los por entonces emergentes Tracy Chapman y Youssou N’Dour, a los que se sumaban artistas locales en cada plaza. El 15 de octubre el tour finalizó en el Estadio de River Plate, con Charly y León Gieco representando a la Argentina.

Las crónicas y los videos muestran a un García algo sobresaltado, molesto por lo que consideraba un destrato a los artistas locales, quienes no gozaron del mismo potencial técnico que los headliners internacionales. También fue muy mencionado un cruce con Springsteen a la hora de adaptar al castellano la letra de “Get Up, Stand Up” de Bob Marley y Peter Tosh, con la que cerraban cada concierto, algo en lo que Sting terminó dándole la razón. “Acá el jefe soy yo”, bramó Charly, apropiándose del alias con el que se conoce mundialmente al de New Jersey.
Lo cierto es que con Sting pegaron onda. Además de bancarlo en la corrección, el británico se mostró más empático con el contexto sociopolítico de la Argentina de entonces y con el espíritu del festival. Invitó al escenario a las Madres de Plaza de Mayo para interpretar “Ellas bailan solas”, la versión en castellano de “They dance alone”, algo que fue muy elogiado por sus colegas vernáculos.
Sting ya había estado en Buenos Aires con aquellos míticos shows de The Police repartidos entre la disco New York City y el Estadio Obras cuando vivió de primera mano la dictadura que por entonces gobernaba el país. Corría diciembre de 1980, y aquí la leyenda habla de una patada del guitarrista Andy Summers a un policía que buscaba detener a una joven en pleno concierto. De ese momento también se viralizó una foto del bajista leyendo una revista Pelo con Charly García en la portada, por entonces construyendo su dimensión de rock star en Serú Girán.

El antojadizo recorrido temporal nos transporta a febrero de 2025, cuando Sting se presentó en el Movistar Arena. Su manager Martín Kierszenbaum y su histórico guitarrista Dominic Miller, ambos nacidos en la Argentina, invitaron a Charly al concierto, admiradores ellos del músico argentino pero lejos de cualquier cholulismo. Sabían que su patrón guardaba buenos recuerdos de aquel flaco espigado que le llamó la atención allá lejos y hace tiempo.
Entonces la foto los encontró charlando animadamente en las catacumbas del microestadio de Villa Crespo. Entre anécdotas y puestas al día, tramaron esta canción. Como si la ciudad nunca hubiera dormido, esperando que la recorran juntos.

“Esta colaboración surgió de forma natural, cuando nos encontramos en los camarines antes de su show”, explicó el propio Charly en la información aportada por la discográfica. Y profundizó en la elección de “In the city that never sleeps” para versionarla a dos voces. “Siempre fui un gran admirador de su sonido y forma de componer. Era un tema que ya había escrito y que, además de ser en inglés, me pareció perfecto para la voz de Sting en el estribillo“. Su colega devolvió gentilezas: “Es un honor cantar con Charly, así que fue fácil hacerlo con entusiasmo y desde el corazón. Fue divertido arreglar y combinar las armonías. Le sirvieron a la canción, pero también fueron un mensaje musical divertido para él“.
Ambos se pusieron a trabajar en el más profundo secreto, entre Buenos Aires y Nueva York, tal como lo muestra el videoclip dirigido por Belén Asad. El sonido es bien citadino y cosmopolita, conectando los espacios con su lenguaje universal y los tiempos con una ironía de las tantas de García. A bordo de un taxi de época, parece viajar al show de Amnesty o quizás a la City, o a Obras. O quizás a la intersección de las calles Walker St. y Cortlandt Alley, en el barrio de Tribeca, en Manhattan, donde en 1983 Uberto Sagramoso le tomó la foto para la histórica tapa de Clics Modernos y que desde 2023 lleva el nombre de Esquina Charly García.

Charly irrumpe desde un piano, con su perfil característico, entre volutas de humo y una voz que amplía el clima noctámbulo de la canción. Aquel espíritu lúdico al que aludía Sting parece adquirir un contrasentido, entre la opresión y la recorrida laberíntica entre dos ciudades. Dos artistas con sus trayectorias a cuestas parecen mirar la ciudad desde cierto anonimato y extrañeza. Acaso, una expresión de deseos.
Además de su rol de celestino, Dominic Miller aporta su guitarra, mientras que la batería está a cargo de Diego López de Arcaute. “In the city” fue grabado por Matías Sznaider en Happy Together Music & Unísono, mientras que las partes de Sting y Miller corrieron por cuenta de Tony Lake en Permanent Waves Studios.
“Lo hago a mi manera”, reitera Charly algo desafiante, mirando a cámara y haciendo propio el lema de Sinatra, otro guiño a su entretejido de melómano. Está claro que es él quien lleva el tema sacando a la cancha toda su estirpe de multiinstrumentista y ejecutando Rhodes, bajo, CP-70, mellotrones y órgano. Sting engalana con su voz inconfundible y urbana un puente a su medida, que conecta y rubrica un encuentro que desafía todo, inclusive el paso del tiempo.
La salida del tema abre un nuevo capítulo en la vida musical de García con un futuro incierto. En cuanto a lo concreto, viene de un período de alta exposición pública luego de atravesar situaciones delicadas con su salud. En las últimas semanas, se lo vio en actividades bien diversas. Recibió el Doctor Honoris Causa de la UBA, se juntó con Porsugiego para celebrar la reedición de los 50 años del supergrupo folk, fue a ver a la selección y estrechó su mano con la de Lionel Messi y dijo presente en conciertos de viejos amigos, como los brasileños de Paralamas en el C Art Media y el habitual colaborador de los Stones Bernard Fowler en el mismo lugar donde empezó toda esta historia. Sí, en La Fábrica, su base de operaciones durante veinte años y donde craneó varios discos, entre ellos, Kill Gill. Y en este juego donde el tiempo y los espacios se ponen a prueba a cada rato, quizás soñar con un paulatino regreso a los escenarios no sea una quimera en la ciudad que nunca duerme.