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sábado 27 de julio de 2024

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“No parecés tan chiquito”: cómo operaba el lider de la red de corrupción de menores por la que cayó Marcelo Corazza

Francisco Angelotti, de 46 años y de Oberá, Misiones, captaba niños a los que atacaba y también prostituía. Los relatos de las víctimas

En base a los testimonios de las víctimas, los investigadores de la red de corrupción de menores por la que fue detenido el ex Gran Hermano Marcelo Corazza (50) detectaron el modus operandi de la banda, que desde 1999 reclutó chicos en situación de vulnerabilidad para someterlos y prostituirlos en la Ciudad y en la provincia de Buenos Aires, y en Misiones; pero también qué rol tuvo cada uno de los involucrados. Francisco Angelotti, por caso, era el líder de la organización criminal.

Según datos del expediente al que tuvo acceso Infobae, la acusación contra Angelotti, de 46 años y detenido en Oberá, Misiones, se basa en los testimonios de los dos denunciantes, quienes relataron años de abuso y explotación. Ocurrió entre 1999 y 2003.

Además, en base a la acusación, el detenido “ofrecía los servicios sexuales de Víctima 1 Víctima 2 a terceras personas, presumiblemente, a cambio de dinero” desde 1999 hasta 2003. Incluso, según consta en el expediente, “Angelotti llevó a la Víctima 1 a un garaje en el Conurbano, donde había personas de entre 50 y 60 años. El único recuerdo que tuvo es estar arrodillado y todos ellos rodeándolo”.

Víctima 1

“Los hechos sucedieron en reiteradas ocasiones en fechas que no pueden ser individualizadas, cuando la Víctima 1 tenía entre 11 y 13 años”, detalla el texto sobre el primer caso y al que había conocido en “en sitios de chats”. El primer encuentro entre ambos ocurrió en una esquina de Caballito, un domingo por la tarde. “No parecés tan chiquito”, fue lo que le dijo en medio de la charla el detenido, según la causa, y justo antes de ir hasta Parque Centenario, donde lo besó.

Así detenían a Marcelo Corazza, el primer ganador de Gran Hermano, en el marco de una investigación sobre corrupción de menores

Allí, en ese mismo parque porteño, ocurrió la primera violación. Fue, según la causa, fue “en la parte trasera de la camioneta 4×4″. Y se reseña: “El niño tuvo sentimientos de temor, incertidumbre y dijo sentirse incapacitado de decir que no. A partir de allí comenzaron a tener encuentros sexuales a menudo durante tres años, en un vínculo que definió como de sumisión”.

Los ataques ocurrían en la camioneta y en albergues transitorios, generalmente, durante los fines de semana: “La dinámica consistía habitualmente en juntarse en esa esquina, reclinar el asiento”, según reza la causa. Y explica que, luego, cuando iban a los hoteles, el niño “sentía la necesidad de estar a la altura de las circunstancias”.

A fines de 1999, Angelotti comenzó a ir a las clases de teatro a las que iba la Víctima 1, luego fue a su casa y hasta conoció a la familia del chico. “Un día lo convenció de que durmieran juntos en el living. Durante la noche intentó mantener relaciones sexuales con el denunciante, quien se negó. En un momento dado apareció la madre del damnificado y preguntó qué estaban haciendo. Los retó porque era tarde. Aquel fue el último encuentro íntimo que tuvo con el acusado”, señala el texto.

Víctima 2

Según la causa, Angelotti atacó a la Víctima 2 “en reiteradas ocasiones” de 2001 a 2003, cuando el chico tenía entre 12 y 15 años. Lo había conocido en las clases de teatro a las que iba con la Víctima 1.

Francisco Angelotti, detenido por corrupción de menoresFrancisco Angelotti, detenido por corrupción de menores

“Un día el acusado se ofreció a llevar al damnificado a su casa. Luego de un juego de palabras, le ofreció tener sexo, a lo que Víctima 2 le dijo que sí, pero que debía pagarle por tal ‘servicio’”, se explica. También los atacaba en su camioneta Toyota Hilux y hoteles alojamiento, principalmente, los sábados cuando salían de teatro o cuando tenían ensayo extra.

“Un día de verano el imputado llegó a la quinta de Castelar de la familia de la víctima 2. Lo hizo acompañado de un menor de no más de 9 años con acento misionero. Los tres se fueron a un albergue transitorio”, resume la acusación como uno de los recuerdos de la víctima, y agrega que a los dos denunciantes “les facilitó por ese entonces una cuenta de correo electrónico y su contraseña”. Allí estaba “lleno de carpetas con fotos de pornografía infantil”.