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sábado 27 de julio de 2024

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Massa precisa mantener al dólar controlado para que la inflación no se dispare más antes de las elecciones

En mayo fue clave mantener al tipo de cambio estable y una moderada reducción de la brecha cambiaria para conseguir una leve desaceleración, especialmente en alimentos. El dato le viene bien al ministro de Economía en el marco de la negociación con el FMI

La estabilidad del dólar fue clave para lograr una leve desaceleración inflacionaria en mayo. El índice fue finalmente de 7,8% y estuvo por debajo del 8,4% de abril. Desde el ministerio de Economía lo lograron como un “mini triunfo” que no fue tal, pero festejan al menos no se cumplieron los pronósticos de quienes auguraban a principios del mes pasado que era casi inexorable tocar los dos dígitos.

El salto que llevó al tipo de cambio en cuestión de diez días desde $400 hasta casi $500 impactó fuertemente en la última parte de abril, pero el temor era que se sintiera de lleno el último mes, algo que finalmente no ocurrió. La primera semana del mes había arrancado con un alza muy fuerte sobre todo en alimentos (del orden del 3,5%), pero luego aquella significativa suba inicial se fue tranquilizando.

Los esfuerzos de Sergio Massa por contener la suba del tipo de cambio, e incluso hacerlo descender un escalón, resultaron claves para frenar lo que podía transformarse en una espiralización de precios.

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Por eso todos los esfuerzos están puestos en ese terreno. “La intervención cambiaria es innegociable con el FMI”, aseguró más de una vez el ministro de Economía en las reuniones con su propio equipo y con empresarios. De esta forma, dejó en claro que cualquier futuro convenio con el organismo para acelerar desembolsos debe contemplar que al menos una parte de esos recursos sean utilizados para aumentar la oferta de divisas en el mercado, además de repagar la deuda que vence con el organismo.

El dólar volvió a transformarse en un ancla principal para evitar que se espiralice la inflación, en un momento crítico ya que las PASO están a menos de dos meses de distancia.

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Ya no alcanza con mantener el ajuste gradual del tipo de cambio oficial como viene sucediendo hasta ahora, a un ritmo cercano a 7,5% mensual. A eso se debe agregar que la brecha no aumente de los niveles actuales, entre 95% y 100%. Pero para eso, el Banco Central debe seguir interviniendo a través del mercado de bonos y cediendo reservas.

La suba del tipo de cambio libre de los últimos días era esperable, teniendo en cuenta la inflación acumulada en mayo y en lo que va de junio. No hay motivos para pensar que la brecha vaya a reducirse significativamente en este contexto, cuando además aumenta la presión dolarizadora por la cercanía del proceso electoral

La habilidad para que no se dispare el tipo de cambio y la brecha, por lo tanto, resulta fundamental para que la inflación se mantenga a una velocidad crucero de 7% a 8% mensual. Si la mayor tendencia a la dolarización produce que se acelere la cotización del dólar, entonces lo más probable es que la inflación se dispare y termine en dos dígitos al menos en algún mes determinado.

Las negociaciones del equipo económico con el staff del FMI pasan justamente por estos aspectos. La desaceleración inflacionaria de mayo, que es en realidad la primera del año, es un argumento no menor para que el organismo apoye al Gobierno para evitar una escalada cambiaria. Si se logra mantener al dólar con cierta calma en plena campaña electoral y con altos niveles de incertidumbre, entonces es muy probable que los precios no se disparen.

Sergio Massa ya expuso públicamente cuál es su pretensión: que el FMI desembolse todo lo que tiene previsto para el año. El objetivo pasa por poder repagar los préstamos que vencen con el propio organismo (USD 4.200 millones entre fines de junio y principios de julio), pero además contar con más poder de fuego para mantener la intervención múltiple, es decir tanto en el mercado oficial como en los dólares financieros.