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sábado 27 de julio de 2024

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Juntos por el Cambio: buscan que Bullrich y Larreta sean únicos candidatos

La coalición opositora busca evitar que la dispersión de votos beneficie Javier Milei en las generales de octubre. Los posibles binomios y las dudas sobre qué hará el resto de los postulantes de la alianza.

Falta exactamente una semana para inscribir en la justicia electoral las listas de precandidatos que competirán en las elecciones primarias y en Juntos por el Cambio empieza a afianzarse una idea: tratar de llegar a las PASO con solo dos ofertas de precandidatos a presidente de la Nación.

El objetivo técnico que subyace a esta idea es simple: acotar las opciones para no dispersar los votos y así evitar que el candidato triunfante no quede mal parado en comparación con Javier Milei y con el ganador de la interna del frente Unión por la Patria. Es que no son pocos los especialistas que consideran que los resultados de las PASO definen tendencias para las generales y que el electorado tiende siempre a consolidarse en torno a quienes ostentan chances certeras.

Vayamos al grano: el temor es que el ganador de la interna de JXC quede muy por debajo de Milei y que el electorado propio, en línea con el deseo de derrotar al kirchnerismo, sienta que es más y mejor negocio votar al libertario en las generales.

Hay quienes nos proponen ir a las PASO con dos candidatos solamente: Horacio (Rodríguez Larreta) y Patricia (Bullrich). Y nosotros, poner a los dos vices, sumado a otros acuerdos debajo de eso”. Esto lo dice un poderoso armador de la UCR.

De correr suerte aquella propuesta deberían bajar sus precandidaturas Gerardo Morales, Facundo Manes y Miguel Pichetto. En la mesa del pichettismo hay quienes aseguran que el exsenador, consciente de que los números de los precandidatos del PRO (Larreta y Bullrich) serían significativamente mayores que los del resto, estaría dispuesto a hacerlo si eso derivara en un beneficio concreto para la alianza. Algo similar, según dicen en el radicalismo, ocurriría con Gerardo Morales, con la salvedad de que el jujeño, de bajarse, lo haría para participar del binomio como vice de Larreta. Lo de Manes es, por ahora, una incógnita.

La pregunta pasa entonces por saber si el radicalismo estaría conforme integrando con vices los dos supuestos binomios de precandidatos a presidente encabezados por referentes del PRO. Se barajan las fórmulas Larreta-Morales y Bullrich-Abad. La respuesta es compleja, por varias razones.

En primer lugar, porque, a diferencia de lo ocurrido en 2015, el radicalismo llega a la elección mucho más empoderado. Por un lado, cuenta con los únicos tres gobernadores provinciales pertenecientes a Juntos por el Cambio. Además, viene de hacer una muy buena elección en las PASO 2021 en el principal distrito del país: la provincia de Buenos Aires. Y tiene un candidato competitivo en la Ciudad de Buenos Aires: Martín Lousteau. Sumado a eso, un dato de base: es, dentro de la alianza, el único espacio político con capilaridad territorial capaz de custodiar la elección a lo largo y a lo ancho del país.

Por todo aquello… ¿estará la UCR dispuesta a bajar a sus dos candidatos a presidente?

Si aceptamos esa propuesta estaríamos otra vez siendo actores de reparto de una obra dirigida y protagonizada por el PRO, tal como ocurrió en 2015″, dice otro referente radical, evidenciando que existen posturas diversas dentro del partido con respecto a la idea.

Lo cierto es que el escenario político ha llegado a un grado de fragmentación tal que se vuelve muy difícil la tarea de encontrar nitidez en las propuestas electorales. Con ese diagnóstico, la corriente del pragmatismo político pide acotar ofertas y afianzar ideas pensando, sobre todo, en ganar la elección. ¨Para gobernar primero hay que ganar las elecciones”, dice un armador del PRO, recordando una de las máximas básicas de la ciencia política. Y agrega: “Los candidatos radicales no miden más que 5 o 6 puntos. Horacio y Patricia están muy por encima de eso. ¿Vamos a arriesgarnos a perder la elección por un capricho?”.

En este contexto, el larretismo trabaja arduamente para absorber de alguna manera a la propuesta de Gerardo Morales, conscientes de que el jujeño, promotor del diálogo y el consenso, disputa votos con el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Si reparten, gana Bullrich. “Horacio es pragmático, pero con un límite: sabe que ganar a cualquier costo puede significar más adelante la imposibilidad de gobernar con instrumentos que, en su mayoría, vota el congreso de la nación. Pero sabe que tiene que ganar primero. Los precandidatos radicales hoy son dos personas que, aún midiendo mucho menos que él, le disputan el voto racional dentro de la interna. Así perdemos todos”, comenta un referente del larretismo.

Lo cierto es que el acuerdo para acotar precandidaturas bajando a las ofertas radicales debería contemplar -supuestamente- la participación de la UCR en las dos opciones del PRO. En la mesa de Bullrich no lo dan como una obligación, aunque sí reconocen que sería lógico. En su momento habrían sondeado sin éxito a Alfredo Cornejo y a Rodrigo de Loredo, ambos abocados a sus territorios. Ahora tienen, según dicen 4 o 5 opciones, uno de ellos es el bonaerense Maximiliano Abad. “No importa el nombre del vice. Mientras la boleta diga ‘Bullrich’ bien grande estamos bien. Ella arrastra a todo lo que viene detrás suyo”, cuenta un referente importante que se referencia en la candidatura de la exministra de Seguridad de la Nación.

Lo que está claro, es que de presentar dos opciones presidenciables, cada una tendrá su propia oferta de diputados y senadores. “Nosotros vamos con listas propias en todo el país, con gente del PRO, del radicalismo, independientes y otros partidos de la coalición, que representen el proyecto de Patricia en el Congreso”, confirma Damián Arabia, uno de los principales armadores del esquema nacional de Bullrich. Luego de las PASO, se conformarán las listas definitivas mezclando candidatos de cada lista según los resultados obtenidos, de acuerdo con el reglamento de cada distrito. Hay diferentes pisos (mínimo porcentaje de votos para integrar la lista definitiva) y metodologías (modo de asignación: sistema D´Hont, 2×1, franjas) según el distrito.

Como en el fútbol argentino de los años ‘80, las aguas de la política se dividen entre el pragmatismo (Carlos Bilardo) y el ¨juego bonito” (Menotti). Tal como mencionamos anteriormente, a medida que nos acercamos al cierre de listas pareciera primar la convicción de que primero es preciso ganar para luego gobernar. De todos modos, esto es Argentina: cualquier cosa puede pasar.